ACUSADO DE TORTURADOR, UN COMISARIO NO PUDO ASUMIR EN AZUL
Rico hay uno solo

A raíz de una investigación periodística, no pudo asumir en la comuna radical de Azul un comisario acusado de torturador. En su lugar fue designado en Control Urbano un capitán del Ejército.

Carlos Ernesto Barral, comisario mayor retirado de la Bonaerense.
Cuando portaba el uniforme fue acusado de haber torturado a detenidos.

 

Por Horacio Verbitsky

Una investigación periodística del diario El Tiempo de Azul frustró la asunción en el gabinete municipal de Azul de un comisario acusado de haber torturado a detenidos durante el gobierno de Isabel Perón, cargo por el que no fue juzgado. El electo intendente de Azul, Omar Duclós, de la UCR, había ofrecido la secretaría de Control Urbano al comisario mayor retirado de la policía bonaerense Carlos Ernesto Barral, de 60 años, invocando el “reclamo de muchos azuleños de que podamos vivir en comunidad con orden”. El diario obtuvo acceso al expediente judicial de 1974 con auxilio de quien fue abogado de las víctimas, Juan Carlos Pugliese, hijo del ex presidente homónimo de la Cámara de Diputados. El malestar en el propio bloque radical, el repudio del sindicato bonaerense de docentes SUTEBA y la intervención del presidente del Comité Provincia de la UCR, Leopoldo Moreau, fueron decisivos para que Duclós diera marcha atrás. El intendente lo atribuyó a una decisión personal del ex policía, quien “no puede soportar que se esté manoseando su figura permanentemente”. Duclós no quiso escuchar personalmente a las víctimas. “Nos encontramos ante una palabra contra otra”, dijo.
El concejal justicialista Roberto Maumús también había cuestionado “la contradicción” del radicalismo, que acusa al gobierno provincial por la designación de Aldo Rico mientras incorpora en sus filas a quien “figuró en las listas del riquismo como candidato”. Duclós defendió la designación: Rico “se levantó en armas contra la Constitución”, mientras Barral “no participó de ningún levantamiento”, dijo. Agregó que ni en los archivos de la CONADEP, la APDH ni el CELS, encontró el apellido Barral. En Azul no hubo alianza con el Frepaso y Duclós ganó la intendencia con la boleta radical. De inmediato anunció que disolvería la Dirección Municipal de Derechos Humanos, que había creado su antecesor justicialista, Juan Barbarena. El curriculum distribuido por Barral dice que entre 1972 y 1977 se desempeñó como secretario de Zona XI Camineros de Azul, pero no menciona su presencia en Azul. En 1997 aspiró al cargo de Defensor de la Seguridad, pero Barbarena se opuso. Barbarena militaba en el mismo grupo de la Juventud Peronista que los torturados de 1974.
En noviembre de ese año varios militantes de la JP denunciaron haber sido detenidos por la policía y sometidos a torturas con picana eléctrica en una casa operativa de la Triple A, de la cual fueron conducidos luego a la comisaría primera. La causa fue investigada por el juez de instrucción Norberto Dante Ippólito, quien renunció tras un atentado con bombas molotov en su domicilio y de una ráfaga de ametralladora que pasó a 20 centímetros del respaldo de la cama de su secretario Roberto Hansen. El 2 de diciembre de 1974, a pedido del juez subrogante Alejandro Sastre Abella, el grupo médico de la Unidad Regional XI de Azul constató y documentó la existencia de golpes y “escoriaciones puntiformes cuya etiología es difícil de determinar” en la zona mamaria del cuerpo de una de las víctimas, Estela Cerone. Pero el procurador general José Agustín Carús aconsejó el sobreseimiento de los policías intervinientes y el juez Sastre Abella archivó la causa, en la cual Barral no fue identificado. Cuando Cerone declaró a la prensa local que le preocupaba ver “personeros de la dictadura unidos a prácticas tristemente célebres ocupando cargos”, el comisario Barral mostró que pese al cuarto de siglo transcurrido sus reflejos estaban intactos: “¿Cómo puede ser que haya subversivos en cargos directivos docentes en las escuelas de Azul?”, replicó. Uno de los detenidos en 1974, que por entonces integraba un grupo musical, habló con este diario bajo condición de anonimato. Dijo que no tenía dudas sobre la participación de Barral en los tormentos, porque cuando fue detenido el comisario le dio la bienvenida en estos términos: “¡Mi vecino el cantante! Yo te voy a hacer cantar de nuevo”. En lugar de Barral el intendente Duclós designó en Control Urbano al capitán Abel Martín, quien pidió la baja del Ejército para asumir. Barral dijo que se sentía discriminado: “La Policía es una fuerza civil armada, creada al solo efecto de proteger los bienes de la sociedad y hacer cumplir las leyes. No es un cuartel”, dijo.
Informe: Fernando Wilhelm