Por Horacio Verbitsky
Un peritaje
de la Policía Federal comprobó que los sobreprecios pagados
por la Corte Suprema de Justicia en la informatización del fuero
civil eran aún mayores que los denunciados hace un año por
este diario y superan los 5 millones de dólares. Sus resultados
yacen bajo siete llaves en la caja fuerte del juzgado federal Nº 2,
a cargo del juez Jorge Ballestero y dejan corta la estimación del
autor de la nota del diario, el ingeniero Ariel Garbarz, titular de la
cátedra de Tecnología de Computadoras de la Universidad Nacional
de Buenos Aires. Garbarz había estimado que la Corte estaba pagando
más del doble de lo que costaba aquel equipamiento a precios de
mercado minorista, pero la documentación secuestrada por Ballestero
indica que el sobreprecio fue de casi siete veces si se compara con los
precios del mismo proveedor: la Corte le pagó 6,1 millones por un
equipamiento que la misma empresa cotizaba a 926.116,20 dólares.Comisiones
El peritaje lo efectuó personal de la División Computación
de la Policía Federal sobre disketes secuestrados por Ballestero
en el allanamiento a la Unión Transitoria de Empresas española
Sercobe-Transtools. La licitación fue adjudicada el 31 de mayo de
1995 a Sercobe, que es la representante aquí de la española
Transtools. Según la Corte, el contrato, aprobado el 28 de diciembre
de 1995 por decreto del Poder Ejecutivo, contemplaba un pago del 15 por
ciento al contado, 50 por ciento del saldo a 5 años y el 50 por
ciento restante del saldo a 30 años. El pliego de bases y condiciones
establecía la adjudicación a quien ofertara mejores condiciones
financieras. “Por eso se efectuó el presente llamado en el marco
del acuerdo económico suscripto con el Reino de España que
posibilita la obtención de créditos concesionales con financiación
a largo plazo”, dijo un comunicado de la Corte. La contratación
también comprende la provisión integral, llave en mano, no
sólo de hardware y software sino también la instalación,
el cableado, la capacitación y puesta en marcha del sistema. El
programa de cooperación con España fue manejado desde la
Secretaría de Asuntos Especiales de la Cancillería por el
cuñado presidencial Alfredo Carim Yoma. Yoma fue relevado cuando
el ex presidente Raúl Alfonsín informó al entonces
canciller Domingo Cavallo que empresarios españoles se quejaban
por haber recibido pedidos de comisiones para poder participar en el programa.
Más grave aún que los sobreprecios pagados, pero consecuencia
directa de ellos, es que los equipos adquiridos por la Corte son obsoletos,
carecen de repuestos y están creando serios problemas al fuero civil.
El caso es paradigmático porque muestra que el costo social de la
corrupción es muy superior a las coimas que se pagan a los funcionarios.
Cuando la decisión no se toma en función del interés
social sino por el incentivo de un soborno no sólo se paga de más,
sino que se adquieren bienes y servicios deficientes o directamente inútiles.
Lo sucedido también sigue una pauta tradicional en estos casos:
antes que investigar la denuncia, se procura desacreditar e intimidar a
la prensa que la difundió. Por haber revelado esta escandalosa contratación,
el ingeniero Garbarz fue amenazado con una causa penal por la Corte Suprema,
que en forma ilegal lo conminó a presentarse ante su cuerpo de auditores.
Garbarz se negó a asistir. La Corte dijo que lo citaba a los efectos
de evaluar si correspondía una denuncia penal. Pero la investigación
judicial no se inició por disposición de la Corte, sino a
raíz de la denuncia del juez del Tribunal Oral Federal Nº 1
Mario Gustavo Costa, quien adjuntó los artículos de Garbarz
en “Página/12”. La causa recayó por sorteo en el juzgado
de Ballestero, quien recibió la declaración testimonial y
la documentaciónaportada por Garbarz y caratuló el expediente
“NN s/Defraudación contra la Administración Pública,
Abuso de Autoridad y Violación de Deberes de Funcionario Público”.
Recién una semana después la Corte decidió dar intervención
a la Justicia penal para que investigara lo sucedido. El proyecto estuvo
bajo la supervisión directa de los ministro de la Corte Eduardo
Moliné O’Connor, Carlos Fayt y Guillermo López. Moliné
llegó ahí porque es cuñado del jefe del Servicio de
Informaciones de la Presidencia, Hugo Anzorreguy, aunque su mejor antecedente
era haber presidido la Asociación de Tenis. López fue promovido
a ese cargo por su relación personal con los ministros menemistas
Carlos Corach y Enrique Rodríguez. Fayt fue designado hace más
de 15 años por el ex presidente Raúl Alfonsín. Contraseñas
Los disketes secuestrados en la sede de Sercobe-Transtools contenían
archivos que estaban protegidos por contraseñas. Los expertos en
informática de la Policía Federal consiguieron abrirlos.
La impresión en papel de uno de ellos fue incorporada al cuarto
y último cuerpo del expediente que instruye Ballestero. Contiene
la cotización de SercobeTranstool por 114 servidoras Olivetti MPRO
180 (a 264.526 pesos), 232 terminales inteligentes Olivetti M4 (a 175.392
pesos) y 578 impresoras HP690C (167.969). Ese fue el pedido de cotización
inicial de la Corte Suprema, que luego se amplió de 114 a 123 redes,
cuando a los juzgados se sumaron las salas de la Cámara de Apelaciones
en lo Civil. Cada red consta de un servidor, tres terminales inteligentes
y tres terminales bobas. Por eso, para cotejar la cotización de
Sercobe-Transtool con lo que realmente pagó la Corte es necesario
determinar el precio unitario de la oferta inicial y luego multiplicarlo
por la cantidad de unidades que finalmente formaron parte de la adquisición.
De acuerdo con los precios de SercobeTranstool, cada servidora costaba
2.320,40 pesos, de modo que la cotización por las 123 compradas
equivale a 285.409,20 pesos. En vez de 232 terminales inteligentes se adquirieron
369 (tres por red), a un precio según la cotización de 277.488
pesos. Y a las 578 impresoras cotizadas inicialmente se sumaron luego otras
37, con un precio total de 178.719 pesos. En total, 741.616,20 pesos. A
ellos hay que sumar las 369 terminales bobas Olivetti WS510, que el fabricante
presupuestó a 500 pesos cada una y que no figuran en el archivo
que la Policía Federal logró abrir. El total asciende a 926.116,20
pesos. Pero la Corte pagó por este equipamiento 6.132.000 pesos,
es decir una diferencia superior a cinco millones de pesos. A este cálculo
se llega en forma indirecta, ya que la compra no fue discriminada de ese
modo. El hardware enumerado es el componente principal de la contratación
y corresponde al punto 1 del pliego de bases y condiciones, es decir las
máquinas. Los diez puntos restantes del pliego se refieren a sistemas
operativos, software de base y comunicaciones, instalación, asistencia
y capacitación. A solicitud de Garbarz el único oferente
de sistemas judiciales del mercado local presupuestó esos programas
y servicios en 1.512.000 pesos. Si del total pagado por la Corte, 1.512.000
correspondieron a los últimos diez rubros de la licitación,
eso significa que por el primer rubro se pagaron 6.132.000 pesos. Exactamente
ese mismo material había sido cotizado por el mismo proveedor a
926.116,20 pesos. El juez reservó esa documentación en la
caja fuerte del juzgado por temor a que fuera substraída. Se entiende:
esas cifras tornan indefendible la contratación y abren el paso
para el juicio político de los ministros de la Corte que la autorizaron,
no ya por mal desempeño de la función sino por la comisión
de delito, que es la otra causal de destitución contemplada en la
Constitución Nacional. Hay otros puntos oscuros de la contratación,
que la investigación judicial hasta ahora no ha esclarecido. Según
la investigación de Garbarz, la Corte reconocía haber pagado
7,6 millones de dólares por los equipos, mientrasla empresa sólo
admitía haber recibido 6,5 millones. En un reportaje por televisión
el vicepresidente de Sercobe-Transtools, el español Eloy Gómez
Gutiérrez dijo que sólo habían recibido “seis millones
y un pico que no recuerdo exactamente de cuánto era pero que no
pasaba de seis y medio”. Un año después esa diferencia de
un millón y medio de dólares no ha sido explicada. Según
la Corte se trata del impuesto al valor agregado, IVA, pero ni el tribunal
ni la empresa proveedora aportaron al expediente ninguna factura, recibo
o documentación contable que explique esa diferencia. Según
otra investigación, de la periodista Susana Viau publicada aquí,
Gómez Gutiérrez ya había vendido centenares de computadoras
fuera de uso a la ex Municipalidad de Buenos Aires durante la gestión
del delegado presidencial Carlos Grosso. A los hospitales municipales llegaron
400 computadoras modelo 286, cuando en el mercado ya se usaban las PC 486.
En el Hospital Fernández se hizo una prueba piloto y ni siquiera
fue posible acceder a las historias clínicas de los pacientes. La
consultora Siglo XXI, contratada durante la gestión de Jorge Domínguez
dijo que el material provisto por Gómez Gutiérrez no era
confiable y que “su precio en marcas líderes no puede superar los
980.000 dólares”, cinco veces menos de lo que había pagado
el municipio. El presidente de la UTE Sercobe-Transtools, José Luis
Ortega Blanco, también español, es socio del embajador argentino
en Madrid, Carlos Amar. La vinculación con Ortega Blanco, protagonista
de un escandaloso negocio en la provincia de Córdoba, casi impidió
que el Senado confirmara la designación de Amar. Otro precioA raíz
de las publicaciones de este diario, el presidente de la Corte se comunicó
con la única empresa argentina que realiza este tipo de instalaciones,
Sistemas Jurídicos, que fue excluida de la licitación para
el fuero civil porque la contratación estaba atada a los créditos
españoles, tanto estatales como privados, que se tramitaron durante
la gestión de Alfredo Yoma. Nazareno citó al presidente de
Sistemas Jurídicos, Diego Molina, y le transmitió su intención
de revisar todo el proceso. Sin embargo, la informatización del
fuero civil continuó con las máquinas obsoletas provistas
por los españoles. En cambio Sistemas Jurídicos fue contratada
en forma directa, sin concurso ni licitación para instalar su software
y proveer capacitación a 30 secretarías de juzgados comerciales,
sobre las computadoras viejas ya existentes. En la actualidad, las 30 secretarías
ya tienen el sistema instalado, que permite al juzgado la consulta directa
de jurisprudencia y legislación y a los abogados estar al tanto
de los últimos proveídos en la causa que les interesa, comunicándose
por Internet. En cada una de esas secretarías hay una terminal de
consulta virtual, en la que los litigantes pueden consultar el estado del
expediente y escribir sus presentaciones. Los servidores necesarios para
abastecer la red, el software y la capacitación para las 30 secretarías
costaron 189.360, o un precio por secretaría de 6.312 dólares.
Con esos precios reales de mercado, la informatización de todo el
fuero civil hubiera costado menos de un millón de pesos. Pero no
hubiera sido negocio para nadie, salvo la administración de Justicia.
Poderosa razón
Por HV
La informatización
del fuero civil aún no ha concluido, pero los juzgados que ya están
utilizando el sistema contratado por la Corte Suprema se quejan por la
vetustez y lentitud de las computadoras y los programas. En tres de ellos
al menos, consideran que es más ágil la gestión de
losexpedientes sin usar las computadoras. Lejos de significar un avance,
el sistema impuesto por la Corte a todos menos uno de los 110 juzgados
impide la consulta inmediata de jurisprudencia y legislación. Sólo
en el juzgado 94, que se salvó del clavo y pudo conservar su red
propia, cualquier abogado puede consultar on line los 4.000 expedientes
que se tramitan allí. El fuero civil de la Capital cuenta con 13
salas de la Cámara de Apelaciones y 110 juzgados. La instalación
contratada por la Corte incluye 123 redes, con siete PC en cada una. Cada
red consta de un servidor, tres terminales inteligentes y tres terminales
bobas. La entrega comenzó en octubre de 1997. Las PC adquiridas
eran las más lentas y las de menor capacidad de memoria del mercado.
Los servidores tienen microprocesadores Pentium de 180 megahertz con 32
Megabytes de memoria RAM y 1,2 Gygabites de capacidad de almacenamiento
en disco rígido. Las terminales tienen microprocesadores Pentium
de 100 megahertz con 8 megabytes de memoria RAM y 850 megabytes en disco
rígido. Ya en el momento de la adjudicación esos microprocesadores
de 100 Mhz habían dejado de fabricarse y las placas de memoria más
chicas del mercado eran de 16 y no de 8 megas. Las placas de memoria que
instaló la Corte ni siquiera se instalaban en los boliches del barrio
de Tribunales que venden PC usadas o recicladas. Los motherboards sobre
los que están montadas las terminales también son obsoletos;
tienen 256 Kiloytes de memoria caché, cuando los más económicos
que se fabricaban a fines de 1997 ya eran de 512 Kbytes. Dos años
después ni siquiera es posible conseguir repuestos.Cuando la Corte
puso en marcha la informatización del fuero, la titular del juzgado
94, Cecilia Yolanda Federico pidió una audiencia con el presidente
de la Corte, Julio Salvador Nazareno y le informó que se estaba
por pagar más del doble de lo que había costado informatizar
su juzgado. La misma información llegó a la secretaria de
informática de la Corte, Elena Campanella. El ex ministro de Justicia,
Elías Jassan recuerda haber recibido un oficio de la doctora Federico
informándole que había pagado con sus sueldos la informatización
del juzgado 94 e invitándolo a ver cómo funcionaba. “Sé
que es un juzgado modelo, de lo que me alegro porque yo impulsé
la designación de esa jueza, pero nunca tuve conocimiento acerca
de precios, ya que todo ese proceso fue conducido por la Corte, con su
propio presupuesto, y el ministerio no tuvo intervención alguna”,
dijo Jassan. Cuando el juzgado 94 terminó su informatización,
el presidente de la Corte y la Secretaria de Informática felicitaron
a su titular y la recomendaron como ejemplo a otros jueces. Pero por alguna
poderosa razón no tomaron en cuenta su advertencia, que hubiera
conducido a pagar 3,5 en vez de 7,6 millones de dólares por la informatización
de todo el fuero.
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