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José Pablo Feinmann
José Pablo Feinmann  algo más joven
Columnas y artículos extraídos del diario Página/12
 

1999 y 1998          2000

2001 
Título 
Descripción 
Entre tantas cosas que acumulan terror durante los días que corren hay una que se dispara hacia el infinito: la administración Bush necesita un elemento simbólico para restañar, para reparar la herida que el Imperio ha sufrido en su narcisismo económico, bélico y arquitectónico. Jamás la ciudad de New York será la misma. Y me refiero al campo visual. Esas dos torres que arañaban las alturas más altas ya no están. Esa falta señala la derrota del Imperio: nadie pensó que se le podría infligir una herida tan profunda, tan visible, inocultable. ¿Qué símbolo compensará esa pérdida? ¿Qué debe perder el enemigo para que esa pérdida sea paralela a la que ha sufrido el Imperio
La eficacia del chiste es demoledora. No sólo los norteamericanos tienen ahora superhéroes. Hubo un superhéroe que pudo más que los suyos, de aquí la tragedia de las Torres. Muchos, al ver la espectacularidad hollywoodense de los derrumbes, se preguntaron por qué no trabajó Bruce Willis en esa película de la CNN. Muy simple: el héroe de esa película de fabuloso rating no era Bruce, sino un nuevo superhéroe, Musulman, que hacía su estruendosa aparición en el mundo del comic universal
Ocurre que algunos se dejan seducir por la espectacularidad del terrorismo osámico. Es verdad que Osama ha logrado algo inédito: por primera vez Estados Unidos siente, sufre, padece el dolor y la humillación de ser “campo de batalla”. Ya las guerras no se dan en los patios traseros. Han estallado en el corazón del Imperio. Pero mal, éste es el punto. Porque Osama bin Laden no es ni la lucha de clases, ni la revolución de nada ni la superación dialéctica de los conflictos.
Torpemente, con la escasa sutileza teórica de los ideólogos de la derecha, Jean-François Revel ha intentado demostrar la “inocencia” esencial de Estados Unidos ante la gran respuesta bélica que se prepara a infligir a sus agresores terroristas. Los argumentos son del siguiente tipo: ¿Acaso bombardeó Estados Unidos Pearl Harbour? No, luego que nadie le reproche las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki. Con la misma lógica se podría decir: ¿Acaso inventó Videla a la “subversión”? No, ergo que nadie le señale el terrorismo de Estado. Estados Unidos no es inocente.
Durante los días que corren, todos buscan un libro que no está en ningún lado. Tiene el atractivo de –aparentemente– poseer y entregar a quien lo lea las claves de la historia-catástrofe que estamos viviendo. Lo escribió un profesor de Harvard, un hombre que, entre otras cosas, fue miembro del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca entre 1977 y 1978, años en que la Seguridad Nacional se aplicaba del modo más despiadado en países como la Argentina y Chile. Si Huntington hizo algo para atenuar ese horror desde el sitio estratégico en que estaba es algo que jamás sabremos; lo que sí sabemos es que estando ahí no podía ignorarlos
Por no abrumar y posiblemente aterrar a los lectores de estas líneas con los informes de las organizaciones que se ocupan de la –digamos– buena salud de este planeta, ahorraremos la abrumadora cantidad de datos escalofriantes sobre el vertiginoso deterioro de esa salud. Por decirlo de una sola vez: este planeta está siendo destruido. No es nuevo, no es de ayer, es una larga historia que se acentúa durante los tiempos que corren en la medida en que se acentúan los medios destructivos que el destructor posee. ¿Quién es el destructor? No son pocos quienes lo han señalado
Acaba de ser conocida una declaración de los hombres y mujeres de la cultura. Tiene el estado espiritual de la urgencia y de la alarma: no se puede esperar más. Sin embargo, la centralidad de la protesta la ocupa un fenómeno masivo nuevo en la escena argentina. El piquete. En un debate televisivo, que lo llevó a una muerte que será una herida jamás cicatrizada para quienes lo admiramos y fuimos sus amigos, Carlos Auyero, refiriéndose a los habitantes de Cutral–Có, dio una definición que todos recordamos: “No quieren destruir el sistema (dijo). Quieren entrar en él”.
Escrito en 1872, luego de la derrota de los federales de Peñaloza, de Felipe Varela y luego del aniquilamiento del Paraguay, el Martín Fierro expresa una épica de la derrota y –como tal– es lo que es: una poética de la queja. Podríamos establecer esta certidumbre: una épica de la derrota toma forma en tanto poética de la queja.
Domingo Cavallo tiene el mismo problema que tenía Mariano Moreno: tiene un Estado deficitario y necesita recaudar fondos. De este modo, si Moreno –el 30 de agosto de 1810– presentó a la Junta de Mayo su Plan de Operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia, Cavallo –el 12 de julio de 2001, a tres días de la fecha de nuestra independencia– presentó a la sociedad argentina su –digamos– Plan de Operaciones para salvar la economía, para reducir tan drásticamente el déficit fiscal y que el mismo llegará a cero. No es otra su consigna: déficit cero, dice.
De la autoridad 30/6/2001
Un banquero le ha pedido rigor al Estado argentino. Una foto recorrió los diarios: dos políticos preocupados escuchan en silencio las reprimendas de un banquero. Antes, quienes sorprendían a los políticos con discursos altisonantes, quienes expresaban sus “inquietudes”, quienes veían “consternados” o “indignados” o con “honda preocupación” el devenir de los hechos eran los militares. Un día después los diarios titulaban: “Inquietud en las Fuerzas Armadas”. Y todos sabían que eso era grave. Que en esa “inquietud” siempre latía la violencia para–institucional, el autoritarismo. Hoy, los banqueros dan la cara.
Democratizar la riqueza 16/6/2001
Hay, en este país, 14 millones de pobres. Hay, entonces, algo que no funciona bien. Ni para los pobres ni para los ricos. Supongo que resulta innecesario aclarar por qué el sistema no funciona para los pobres. Hablemos de los ricos. Sólo una fenomenal miopía histórica y política les hace creer que esto los favorece. Sucede que siempre quieren ser más ricos y –sin duda– lo serán según funcionan las cosas. Pero hay una dialéctica tenebrosa, ya que en tanto ellos se enriquecen los demás se empobrecen y son tantos ya los pobres que pronto serán ingobernables.
Muerte de un gran actor desocupado 2/6/2001
A Arturo Maly siempre le importó mucho este país. También sintió siempre que este país no le daba lo necesario. Que no lo alimentaba. Que no podía, con su trabajo, con su talento, ganar lo suficiente para vivir tranquilo. En 1987 se fue a Puerto Rico a hacer telenovelas. Recuerdo el comentario de alguien: “Perdemos un actor, eh”. En Puerto Rico volvimos a encontrarnos. Yo había ido por la filmación de Tango Bar. Cierta noche cenamos con Raúl Juliá, que le pregunta a Arturo por qué está en Puerto Rico. Arturo le dice: “Porque mi país no me alimenta”..
Shostakovich 5/5/2001
Cuando a Rostropovich le preguntan por la mejor ópera que el siglo XX haya producido responde: Lady Macbeth de Mtsensk. Luego lo piensa, lo piensa brevemente, ya que tiene las cosas claras, y se adelanta a las posibles objeciones: “También amo, desde luego, Wozzeck y Lulu, pero...” Ah, pero E. introduce un concepto de escaso prestigio y cientificidad: el de “alma”. Porque dice: “Pero Lady Macbeth llega más a mi alma”. Y es un ruso el que habla y un ruso sabe de lo que habla cuando habla del alma. Habla, casi siempre, del alma rusa.
Nuestro riesgoso país 21/4/2001
Tiene que existir una lógica interna, un acuerdo profundo, una necesidad compartida entre la dictadura militar, el peronismo y el radicalismo para que Domingo Cavallo haya sido figura de los tres “proyectos de país” que esas fuerzas políticas propusieron. El pasaje de Cavallo por el escenario procesista fue breve pero decisivo: estatizó la deuda privada. O sea, transfirió al Estado las obligaciones financieras de las empresas.
Nuestro burgués querido 7/4/2001
7 En abril de 2001 –el jueves pasado nomás– fui a un cumpleaños. Era el de Olivera y cumplía setenta (jóvenes) años. Ahí estaban los que él llama “sus escritores”: Osvaldo Bayer, Roberto Cossa, yo. También estaba Daniel Kohn, que hizo el libro de La noche de los lápices. Siempre que Olivera nos ve juntos (no fue el jueves la primera vez) exclama: “¡Cada uno de estos escritores le ha dado un éxito a la casa!”. Se nos presenta como el empresario, como el productor. Nosotros sabemos que es –al mismo tiempo y no contradictoriamente– un artista. Pero nos fascina su condición de productor. Porque es el momento de decir lo que hace rato quiero decir: si este país conservara a este tipo de productores, a este tipo de empresarios, a este tipo de capitalistas, su destino, hoy, sería otro.
Nosotros, el pueblo 24/3/2001
Una de las consignas más asiduas de la dictadura fue: “Achicar el Estado es agrandar la Nación”. Preparaban la economía de mercado. Ocurría, no obstante, que necesitaban, para hacerlo, al Estado en tanto instrumento de represión, de aquí que no pudieran desmantelarlo. El equipo económico lanzaba al país a los brazos neoliberales y los militares hacían la tarea sucia de barrer con todas las resistencias que el país ofrecía. Así las cosas, el golpe del 24 de marzo de 1976 fue un golpe cívico-militar. No siempre se tiene esto en claro. Se ha descargado la condena sobre los uniformados porque fueron ellos quienes concretamente mataron. Pero detrás de los militares estuvieron quienes Theodor Adorno llamó “asesinos de escritorio”.
Nos van a entretener hasta morir 24/2/2001
1 Buenos Aires, 13 de febrero de 2000 (ANC-Utpba): “La fusión de America Online y Time Warner ratifica que las comunicaciones dominarán la economía en el siglo XXI. El proceso global de concentración de las comunicaciones tuvo en la fusión de empresas de soporte y de contenidos uno de sus capítulos más notables en los últimos años, a través de innumerables operaciones en todo el planeta, de las cuales las más destacadas fueron la unión del proveedor de accesos a Internet America Online (AOL) y la corporación de medios de comunicación Time Warner, por un lado, y la fusión de la francesa Vivendi con la canadiense Seagram.
 
 
Otros escritos
Dieguito
¿Acaso no se prendía a la tele siempre que Diego Armando Maradona aparecía en la mágica pantalla haciendo, precisamente, magia, la más implacable de las magias que un ser humano puede hacer con una pelota? 
Los crímenes de Van Gogh
Cuentos del libro "Los crímenes de Van Gogh!, 1994.
Evita 31/1/95
Cuál es la verdad histórica? Creo que no existe como tal. No hay nadie que pueda decir "Ésta es la verdad". Lo que existe son determinadas interpretaciones acerca de la historia. La versión que está haciendo Madonna es la lectura típicamente europea; yo hago otra, que no es absolutamente diferenciada, pero que es distinta. 

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